En la crisálida. ¡A punto!

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Como cualquier persona casi normal, en mi querido hogar (me permite?) escribo, leo, navego en internerd, escucho música, como, veo televisión y me miro al espejo... acciones bastante comunes y muy repetidas, diarias totales. El tema es que ahora todas y cada una de ellas es diferente, tienen otros ritmos y otras duraciones...ya no hay nadie aquí. ¡Anybody here!? No. Solo yo. Sin querer me he dado cuenta de que vivir sola es bastante constructivo, sobretodo en mi caso, madurar por sobrevivencia. Ya no está listo el almuerzo, no... es que yo no lo he hecho. Ya no barro las boletas de las cuentas que mi papá botaba debajo de la mesa, no...ahora las guardo y ordeno yo... y esa larga ducha, la casa encendida entera, etc , etc. ya no corren aquí... no!, yo pago las cuentas y luz que apago es luz que no pago, aunque transfieran el dinero a mi cuenta cada fin de mes, me debo acostumbrar a este estilo.
Creo que desde hace un par de años haciendo la nada misma en la playa que no hacia lo mismo, ja! Pero mal, muy mal... esto es como jugar a la cuerda al borde de un precipicio con los ojos vendados; debes concentrarte en el lugar donde caíste y volver a caer ahí mismo o si no te caes y mueres... Es el profundo silencio -o quizás no tanto porque los mp3s de vez en cuando me hacen compañía- el que me pone a jugar. Un silencio juez de mis propias acciones -esas que sólo haces cuando estas sola- y de mis pensamientos. No hay distracción alguna, no... mi cabeza puede generar los más degenerados pensamientos en toda una tarde de silencio, pero más agobiante aún, de no-compañía. Pudiendo ofrecer buenas tertulias y tardes de , mi constante shock me deja a la deriva, me quita la energía que estoy acostumbrada a expresar cuando estan los humanos participando (porque espero que sea shock y no algún estilo de depre, sinceramente).
Reconozco que los primeros días fui casi patética al hablarles a Kitty, Vigosky y Manchi (gatita bebe, gato adúltero, cocker anciana, respectivamente) pero a estas alturas, llevando una semana, no me siento tan tan ridícula... poco a poco confecciono un timing diario en los cuales están consideradas diferentes diligencias, bancarias, sociales, culturales, etc. Es que es drástico el cambio: pasar de un abanico de "weas que hacer" (y bueno, cómo no, si acabo de salir de un ritmo semi-castigador) a esto: la calma y tus propios horarios... es bueno en realidad, hago lo que quiero, cuando quiero y donde quiero. Pero no es fácil... se necesita sólida fuerza de voluntad, un tótem entero al cual afirmarse para no quedar en la levantada al baño y los 5 minutos más que uno se da, que al final terminan asesinando el día... Ahora recién le encuentro utilidad a las agendas en enero! Osea, aún mi obsesiva intención por meterme a cursos de verano como antes no se ha expresado, pero si mis ganas de un part-time asociado a lo que sé hacer para tener algo que hacer. Insisto en que me debo comprar una pizarra y un par de plumones no permanentes.